"Quiero en un instante, en un breve instante de palabra recuperar la cordura. Ofreceros una visión, una proyección. Frente al mar, al pie de la montaña, en los valles bañados por el sol, en una remota jungla cual una estátua dispuesta para la batalla contra el tiempo. Carezco de pedestal, mis pies hundidos en el fango, ya casí petrificados. Alzo un brazo hacía el sol y en este atardecer recupero la cordura. Tal un paisaje nevado imaginario que me proporciona momentos de alivio, una frescura que me deja entrever otros niveles de consciencia. Me propongo un juego, cierro los ojos, imagino mi yo-escultura por mil ciudades, en centenares de parajes recónditos a cientos de años de aquí, del ahora. Corre un temblor por mi columna y una leve sonrisa se dibuja sobre mi boca. Lentamente, muy muy despacio, levanto los párpados descubro nuevamente el horizonte bañado de rosas, naranjos y azules oscuros. Mi visión recuperada, arrastro un pie fuera del suelo, arrancando raíces, dañando brotes pero sin poder con mi nuevo peso. Me desplomo. Una frenética lucha empieza en contra de la decadencia, de la corrupción de la materia. Quiero recrear un sistema de equivalencias, un sistema de potencias incorruptibles que me alejarían de la marea, del caos. La boca llena de tierra, escupo barro y hierba en un poema críptico que lo transforma todo llevado por los vientos, las olas, las raíces. Crecerá la blanca mañana, se extendera por toda realidad mi muda promesa. Mis dulces, mis queridos, todo cuanto se me impide, todo cuanto desconozco me recluye. Cadenas diáfanas con las cuales vuelvo al campo, busco el trabajo terrenal, la visión más rasa para huír del cegador sol del mediodía. Tumbado al pie del arado, lo toco de una mano sensible, notando su presencia, su calor, su fuerza. Todas estas realidades a las cuales quiero hacer frente, se desvanecen en cuanto dejo de tocar las cosas, en un fugaz destello se me va la memoria, se me va el oxígeno y me desmayo. Sin luchar ya, sin moverme apenas dejo fluir de mi toda energía, toda vida. Toda vida se agota. Todo en un silencio. Todo será amado, recitado, abnegado y por fin borrado."
29 noviembre 2008
15 noviembre 2008
armonías
saturadas. intento tras intento, producir colapso, desorden y abocado a un callejón, levantar la cabeza, verse a uno mismo levantando la cabeza, silboteando para luego emprender el camino de vuelta tarareando sin dudarlo, una y otra vez, el mismo estribillo. una vez saciado, me siento y contemplo lo alcanzado, intentando en esa tarea, separar lo soñado, lo inalcanzado, lo invisible, y así me demoro, horas trás días. una fina espuma ya recubre mi cuerpo, algo de musgo. arraigado a esa visión, demoro inmóvil, en una vida que parece eterna y aparentemente inactiva. erro, me desplazo por zonas sombrías, frías y nubladas, arrastrándome, perdiendo el norte. una herida sigue sangrando aunque no le suelo prestar mucha atención, cerca de las sienes, como un corte, mis dedos pasando sobre ella hacen que se me nuble la vista, casí lloro y en ese preciso instante bajo la cabeza, en busca de alivio, la boca abierta en un grito rancio, al vacío. la fina capa de polvo ahora quebrada, el musgo arrancado, me levanto de un salto y echo a correr. porque no se que otra cosa hacer, porque no se donde ir. sólo corro, sólo cierro los ojos, los puños subiendo y bajando en un baile pantomímico, sin reposo, sin meta. escucho una melodía, sin ubicar su origen, unos cuantos acordes, sensibles me devuelven a mi realidad, apoyando las manos en mis rodillas, respiro ruidosamente, un hondo temblor se hace con mi cuerpo, alzo las manos en un claro repentino, una gélida brisa me calma, ya no caigo más, ya no sufro. ya estoy aquí, respiro de nuevo con regularidad tranquila. un río corre a mi lado, me desnudo y me baño.
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