15 noviembre 2008

armonías

saturadas. intento tras intento, producir colapso, desorden y abocado a un callejón, levantar la cabeza, verse a uno mismo levantando la cabeza, silboteando para luego emprender el camino de vuelta tarareando sin dudarlo, una y otra vez, el mismo estribillo. una vez saciado, me siento y contemplo lo alcanzado, intentando en esa tarea, separar lo soñado, lo inalcanzado, lo invisible, y así me demoro, horas trás días. una fina espuma ya recubre mi cuerpo, algo de musgo. arraigado a esa visión, demoro inmóvil, en una vida que parece eterna y aparentemente inactiva. erro, me desplazo por zonas sombrías, frías y nubladas, arrastrándome, perdiendo el norte. una herida sigue sangrando aunque no le suelo prestar mucha atención, cerca de las sienes, como un corte, mis dedos pasando sobre ella hacen que se me nuble la vista, casí lloro y en ese preciso instante bajo la cabeza, en busca de alivio, la boca abierta en un grito rancio, al vacío. la fina capa de polvo ahora quebrada, el musgo arrancado, me levanto de un salto y echo a correr. porque no se que otra cosa hacer, porque no se donde ir. sólo corro, sólo cierro los ojos, los puños subiendo y bajando en un baile pantomímico, sin reposo, sin meta. escucho una melodía, sin ubicar su origen, unos cuantos acordes, sensibles me devuelven a mi realidad, apoyando las manos en mis rodillas, respiro ruidosamente, un hondo temblor se hace con mi cuerpo, alzo las manos en un claro repentino, una gélida brisa me calma, ya no caigo más, ya no sufro. ya estoy aquí, respiro de nuevo con regularidad tranquila. un río corre a mi lado, me desnudo y me baño.

No hay comentarios: