09 julio 2009

palabras que conoces pero que puestas en cierto órden pueden llegar a transmitirte verdades, iluminarte




"despertaba cada mañana con el deseo de hacer el bien, de actuar con bondad y coherencia; de ser, por sencillo que parecía y por imposible que era en realidad, feliz. a lo largo del día el corazón le bajaba del pecho al estómago. a primera hora de la tarde le asaltaba la sensacion de que nada estaba bien, o al menos no para él, y le invadia el deseo de estar solo. al anochecer habia cumplido su deseo: solo en la magnitud de su dolor, solo en una culpabilidad confusa, solo incluso en su soledad. no estoy triste, se repetía a si mismo una y otra vez, no estoy triste. como si así pudiera llegar a convencerse algun día. o engañarse. o convencer a los otros, ya que lo único peor que estar triste es que tu tristeza sea de dominio público. no estoy triste. no estoy triste. porque su vida, vacía estancia blanca, poseía un potencial ilimitado para la felicidad. caía dormido con el corazón al los pies de la cama, cual animal doméstico, pero por la mañana, al despertar, volvía a tenerlo en el altillo de las costillas, un poco más pesado, un poco mas débil, pero todavía en marcha. y a media tarde le sobrevenía de nuevo el deseo de estar en otro lugar, de ser alguien distinto, de ser alguien distinto en otro lugar. no estoy triste."

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