19 noviembre 2010

dejando pasar trenes como camiones de remolque alocadamente lanzados por el desierto de lo real





acuérdome de épocas épicas, de dulces quereres y ojos lanzados al horizonte de lo todavía no concebido ; releyendo momentos perfectamente anodinos, no por eso faltos de méritos, no por eso carentes de alcance en una trayectoria invisiblemente trazada a golpes de suerte, a base de recolectar la materia caída de los bolsillos de la realidad , en una constante pugna contra lo indefinido, lo confuso y aún así en ellos plenamente sumergido, calado

estupefacto enfrentándome diariamente a la nulidad, a la desgana, lisiado profundamente de desidia

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